• Asistir, orientar, acompañar tanto al paciente como a su familia, en pos de brindarles una mejor calidad de vida.
• Promover con herramientas concretas, el máximo bienestar posible, al paciente y a su familia, con el fin de disminuir el sufrimiento tanto como sea viable.
• Potenciar los recursos de todos y cada uno de los actores involucrados, para que puedan tomar esta crisis como una oportunidad.
• Talleres y grupos de contención para cuidar a los que cuidan (familiares y enfermeros), para que desarrollen habilidades de fácil implementación.
• Capacitar continuamente a los profesionales de la salud que trabajan con nuestros pacientes y sus familias.

Recomendaciones Iniciales

• El enfermo no está con la capacidad para cuidar a los que sufren por él.
• Equilibrar las necesidades. No convertir el cuidado en sobreprotección.
• Delegar el poder. Si el paciente está en condiciones, permitirle que tome decisiones por sí mismo.
• Comunicación. Ya sea verbal o no verbal, es muy importante escuchar al paciente y comprender sus peticiones.
• Fomentar el diálogo con el paciente. Es importante que exprese sentimientos, miedos, angustias, deseos. Muchos pacientes son reacios a expresar sus síntomas porque no quieren ser considerados quejosos; no quieren molestar a sus familiares, o no quieren ser puestos en el lugar de víctimas.
• Maximizar el confort y bienestar. Brindarle apoyo continuo, será una forma de demostrarle cercanía al paciente.
• Valorar los logros diarios. Aceptar que hay, como en todos los momentos de la vida, días peores y días mejores.
• Ayudar al paciente a modificar creencias negativas y tomar una actitud optimista frente a su realidad.
• Incorporar pequeñas actividades de forma rutinaria, detectando las preferencias del paciente. Incorporar tareas que le den placer, alivio y esparcimiento. Lo ayudarán a correr el foco de su enfermedad, al menos, por un momento.
• Superar la crisis. En los casos crónicos e irreversibles, aceptar la realidad aunque duela, permitirá afrontar la situación adversa.
• Apoyo social. Es fundamental la red social del paciente. Cuando el proceso es largo y crónico puede complicarse la interacción con amigos y familiares, sin embargo, son una fuente de energía positiva para el paciente.
• Cuidar al cuidador. Considerar al cuidador principal, generalmente es algún familiar cercano quien se convierte por afinidad, rol social, facilidad, convicción, obligación u otro motivo, en el acompañante primordial. Más allá de que se haga con ganas, desgasta y estresa. Por lo cual, es importante repartir tareas, organizar turnos, pedir colaboración para impedir que la responsabilidad recaiga sobre una sola persona, conservar espacios propios de esparcimiento e interrelacionarse con redes sociales.

¿A quién está dirigido?

• Al paciente que está con Asistencia Domiciliaria
• A los familiares directos del paciente asistido en su domicilio
• Al equipo de profesionales que asisten al paciente y a sus familiares